viernes, 21 de marzo de 2014

Jugando al ama de casa

Los niños siempre quieren imitar las labores y hasta las actitudes de sus mayores. En realidad, están en el periodo del aprendizaje. ¿Cuál debe ser la conducta de los padres en tales ocasiones?

Los chicos no llegan todavía a la altura de la mesa, y ya quieren ver cómo preparar el guiso mamá. Apenas pueden sostener la escoba, pero no son felices y, aunque la empleen con torpeza, se sienten importantes porque imitan a su madre. Cuando ésta lava la ropa, allí están ellos con la esperanza de poder hacer lo propio. Es indudable que los pequeños adoran los quehaceres domésticos.

Jugando al ama de casa

Útiles experiencias

Planchar, lustrar, limpiar el polvo, etc., son todas las actividades que los entusiasman y que podrían absorberle muchas horas del día si los adultos se lo permitiesen. Y en esto, precisamente, queremos hacer hincapié; a veces es incómodo y fastidioso dejar que el niño trajine en la casa; ensucia, embrolla todo, no puede terminar bien un trabajo, hay que vigilarlo continuamente. Y sin embargo, si los padres supieran cuán útiles son esas experiencias, las favorecerían, permitiendo a sus hijos que desahoguen un deseo natural. Muchas veces los adultos no comprenden la necesidad que tienen los chichos de cimentarse en actividades domésticas. Si de tanto en tanto los dejan hacer, es sólo para evitar caprichos, llantos y gritos, y no porque hayan comprendido la importancia de esos juegos. Al cumplir determinadas acciones, los niños logran concentrarse, perfeccionan los movimientos y se habitúan a actuar como los grandes.

Todo pequeño éxito obtenido constituye para ellos motivo de orgullo y alegría, y un incentivo para hacerlo cada vez mejor. Dejemos que los niños nos imiten jugando; les procuraremos momentos placenteros y los ayudaremos a formar una personalidad armoniosa y equilibrada.

Desde luego, es preciso salvaguardar su integridad física con todos los medios a disposición. Ante todo, es aconsejable que los chicos vistan un delantal cómodo, provisto de un gran bolsillo en la delantera para guardar muchas cosas; encima del delantal, para algunas tareas (lavar, limpiar el piso, etc.), es conveniente poner un delantero de plástico, atado con cintas al cuello y a la cintura, para evitar que se mojen. Así ataviados, podemos entregar al pequeño los utensilios necesarios para los quehaceres domésticos.

Orden en los armarios

En un armario bajo se guardarán las escobas, escobillones, pala, plumeros, estropajos todo en formato reducido, para que el niño pueda utilizarlos. Si es un chico más grandecito (5/6 años), puede darle también todo lo necesario para lustrar zapatos (latas de pomada, cepillos, etc.) y el equipo para pulir metales. La niña recibirá con mucho agrado una caja con todo lo que hace falta para coser: agujas, hilos de distintos colores, tijeras de puntas redondas, botones, cierres relámpagos. Y no se asombre si el hermanito también quiere iniciarse en estos trabajitos típicamente femeninos. Al llegar a los cinco años, el gusto por dichas actividades desaparecerá, y los varoncitos se dedicarán seguramente a otros pasatiempos.

Jardinería y otras experiencias

Otra actividad muy apreciada por los niños es la jardinería. Consígales una regadera y un balde de agua. Dígales cuándo hay que regar las plantas y déjelos: lo harán a la perfección. La cocina es un ambiente que fascina a los niños. Algunos utensilios en especial llaman su atención: el batidor de mano, el exprimidor, el rallador, la moledora de café a mano. Cualquier niño será feliz con estos objetos. Consígaselos en dimensiones reducidas (¡pero que funcionen!) y permítale usarlos. No le cierre la puerta de la cocina; déjelo entrar y asígnele tareas fáciles.

Recuerde siempre este consejo: cuando le dé a su hijo un utensilio nuevo, muéstrele cómo usarlo. Hágalo con calma, repitiendo varias veces la demostración: así evitará que haga desastres.

Muéstrele siempre confiada en sus posibilidades. Si fracasa, no lo tete; al contrario, aliéntelo a que lo haga otra vez. Su aprobación lo incitará a mejorarse y progresar.

Paciencia y comprensión

Finalmente, tenga presente que es inútil regalarle a un chico artefactos eléctricos en miniatura, verdaderas joyas en el campo de los juguetes, si después no le permitirá usarlos como él quiere. No nos cansaremos de repetir que el niño debe poder utilizar sus propios juguetes como mejor le parezca; el temor de romperlos sofoca la espontaneidad de sus actos.

Hace falta paciencia y comprensión para enseñarles las tareas domésticas, pero las ventajas son muchas y la llenarán de satisfacción.

Último consejo: exija siempre que guarde los objetos después de usados. El hábito del orden, si se cultiva desde la primera infancia, perdurará toda la vida.

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